viernes, 21 de noviembre de 2008

… no eres de por aquí ¿verdad?

...
La primera vez que el loro vio a la ardilla el cielo estaba despejado, la luz de la luna era de un fulgor cristalino, y no le cupo dudas de que, en ese instante, las aguas de los mares lejanos reposarían en calma. Todo era liviano, suave, tranquilo.

A diario el joven loro, a la caída de la tarde, dejaba su clan y, con el modesto vuelo característico de su especie, subía hasta aquella rama de aquel mismo árbol, y se deleitaba en la contemplación del anaranjado sol ocultándose en el horizonte. Disfrutaba de lo cotidiano, de su rutina sencilla. Pero en aquella ocasión sintió un algo débil, menos que un sonido, que paulatinamente llegó a ser un leve runrún.

Una ardilla, la más hermosa de las ardillas, horadaba la corteza del árbol contiguo. Con los gráciles movimientos de su delicado cuerpo construía su casa esta ardilla, distinta a todas las ardillas de las miles de ardillas del mundo de las ardillas. Nunca antes el loro había visto belleza más grande en una ardilla, belleza más grande.

— Perdona ardilla, no eres de por aquí ¿verdad?

— No. Probablemente te sorprenda si te digo que soy de la ciudad—, contesto la ardilla regalando al loro una bonita sonrisa que dibujó sobre los fulgurantes dientes.

— Resulta curioso, que no sorprendente—, replicó el loro.

— ¿Curioso? Curioso ¿por qué?

— Es que me llaman Urbano. Pero por otro motivo, dicen que porque soy cortés, atento… y por mis buenos modales.

— Encantado, los míos me conocen como Pilar, porque soy el soporte sobre el que descansan tantas cosas. No es que yo me considere una escultura, eh—. La ardilla se echó a reír.

Contemplaba a Pilar reír y sentía armonía, experimentaba el conocimiento de que aquel era el ser con el que conectaba su ser. Estaría el resto de los días mirando ese fulgor.

— Pero este es el bosque de los loros, no puedes estar aquí—. Esas no eran las palabras pergeñadas por Urbano. Su mente, su anhelo, su vida, su alma habían construido otro edificio verbal, sin embargo brotaron de su pico con soltura, como el chorro de una fuente de la que se espera que surja ese chorro, con una naturalidad brutal.

— Ha pertenecido a los loros desde siempre, así está escrito. Coge tus pertenencias de ciudad y lárgate a la ciudad de las ardillas.

— Eso había oído— dijo la ardilla.

— ¿El qué?

— Que los loros decís aquello que se espera de vosotros que digáis— dijo. Y la ardilla se marchó de aquellos parajes.

La última vez que el loro vio a la ardilla el cielo estaba despejado, la luz de la luna era de un fulgor cristalino.



esta modesta fábula participa de la idea tan interesante que encontré en Luz de Gas y tendrán cumplida cuenta de ello en Dosmanzanas

7 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Será modesta porque tu lo dices, pero me parece de las mejores que se han escrito hasta ahora, contundente y clara.

Venía a ponerte el correo eléctronico y la puedo leer ya, no veas lo que me has emocionado por el detalle pero sobre todo por lo bien que está escrita.

Mándala urgentemente a este correo:

dosmanzanas@gmail.com

Fírmala y pon la dirección de tu blog.

De camino dile en el correo que autorizas para su publicación posterior en el libro.

Si a mi me ha hecho ilusión no veas la alegría que les vas a dar.

Muchas gracias

Unknown dijo...

ya está, lo hice en dos tiempos, al no saberlo lo de la autorización fue después de que ellos me mandaran un correo, desde luego es un honor para mi. Besos.

Anónimo dijo...

Me encanta seguir el rastro a una ardilla; y esta no se mueve por los árboles, la sigo de blog en blog. A veces me pierdo... pero vuelve a aparecer. Mágia de la blogosfera... mágia de las fábulas. Gracias Almanzur, gracias luz

Unknown dijo...

... gracias a ti, perseguidor de ardillas, por tu visita; los comentarios son el regalo más preciado...

América dijo...

Vengo del blog de Luz de Gas,y comprenderas que no me puedo perder tu escrito,me encanta,espero te lo publiquen,admiro la capacidad y seguridad para hacerlo,te quedo estupenda,y como dice Luz de Gas,nada de modesta!....Muy bien!

Unknown dijo...

America, venir de Luz de Gas es la mejor de las tarjetas de visita, tus palabras humo que

...asciende al cielo y lo perfuma gratamente...

Besos

Juan Duque Oliva dijo...

Ya la han publicado, está genial

Dos Manzanas