lunes, 27 de junio de 2011

... amarillo...

Los girasoles me hablan. Me dicen con sencillez que son amarillos, muy amarillos. Inundan los campos extendiéndose desde ambas riberas del rió de asfalto líquido y pegajoso por el que conduzco. Trigueros. San Juan del Puerto. Girasoles, que son una sabana ligera de un amarillo intenso, que cubren toneladas de tristes aceites y mejores pipas. Girasoles que me recuerdan para siempre una oreja amputada y la obsesión del arte, también lo penoso e inmundo de esto mismo, el arte. Amanecer dorado que se sonroja del dorado de los campos. El sol es una pataleta pálida que, sin embargo, alumbra mi camino. De este lunes repetido en mil lunes que lo preceden recordaré siempre el color de los girasoles parlanchines y este amanecer menor, sin fuerza, incapaz de ser amarillo.  

2 comentarios:

Mia dijo...

Girasoles... unas de las flores que más me gustan. Me encantan los campos de girasoles. Me encanta el color amarillo. Me encanta este relato...

Unknown dijo...

... me encanta tu fiel visita...